Publicada el 10 de junio de 1947, "La Peste", de Albert Camus (1913-1960), cuenta la historia de unos médicos que descubren el sentido de la solidaridad en su labor humanitaria en la ciudad argelina de Orán, mientras ésta es azotada por una plaga.
Se dice que la obra está basada en la epidemia de cólera que sufrió la misma ciudad de Orán durante 1849 tras la colonización francesa, a pesar de estar ambientada en el siglo XX. ¿Os suena la historia?
Los personajes del libro, en un amplio abanico que va desde médicos a turistas o fugitivos, contribuyen a mostrar los efectos que una plaga puede tener en una determinada población. En estos momentos de confinamiento, en que todos nos preguntamos si seremos los mismos después de esta pandemia, me parece muy interesante la lectura del escrito de Camus, Nobel de Literatura en el 1957.
La propagación imparable de la enfermedad empujará a las autoridades a imponer un severo aislamiento. Todo comienza un dieciséis de abril. En esas fechas, Orán es una ciudad con una vida frenética. Casi nadie repara en las existencias ajenas. Sus habitantes carecen de sentido de la comunidad. No son ciudadanos, sino individuos.
"Todo aquel tiempo fue como un largo sueño. La ciudad estaba llena de dormidos despiertos que no escapaban realmente a su suerte sino esas pocas veces en que, por la noche, su herida, en apariencia cerrada, se abría bruscamente. Y despertados por ella con un sobresalto, tanteaban con una especie de distracción sus labios irritados, volviendo a encontrar en un relámpago su sufrimiento, súbitamente rejuvenecido, y, con él, el rostro acongojado de su amor. Por la mañana volvían a la plaga, esto es, a la rutina".
Obra fundamental de la literatura del siglo XX, es considerada un clásico del existencialismo, a pesar de que Camus siempre se mostró esquivo a esta etiqueta. La peste muestra cómo el hombre se enfrenta al absurdo. El absurdo que llega al no tener sentido de la existencia cuando se carece de Dios y de una moral universal, al contrario de lo que postula Viktor Frankl.
Camus admite que sin la perspectiva de lo sobrenatural, todas las victorias del hombre son provisionales. La victoria definitiva y total correspondería a la muerte.
De ahí la importancia de encontrarle un sentido de trascendencia a las situaciones de sufrimiento, como la que atravesamos, ya que con un propósito, la desesperanza deja de ser tal. Como decía Frankl, es una cuestión matemática:
D= S-P (Desesperanza= Sufrimiento sin Propósito).
Si hay algo que extraer de este libro, es que en las situaciones de crisis, sale a luz lo peor de la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad, pero también emerge lo mejor. Siempre hay héroes que sacrifican su bienestar para cuidar a los demás. En este caso vemos a los médicos, enfermeros, religiosos, sacerdotes, exponiendo sus vidas para cuidar y salvar a los demás. Va por ellos.
0 comentarios:
Publicar un comentario