LA NOCHE DE LOS LIBROS
LECTURAS ESTIVALES
Leer en verano es muy beneficioso, (esto ya lo sabíamos), y lo es especialmente durante la infancia. Así lo ha demostrado Richard Allingont, de la Universidad de Tennessee, que asegura que si dejamos de leer libros durante las vacaciones, parte de nuestras habilidades lectoras se pierden, lo que en los estudiantes supondría un retroceso de dos o tres meses en la capacidad lectora y el manejo del lenguaje. En cambio, los niños que leen con asiduidad pueden "ganar un mes de destreza en la lectura" cada verano.
"cada dos o tres años que pasamos durante la infancia sin lecturas veraniegas implica perder al menos un año de aprendizaje", concluye Allington en la revista Reading Psychology.*
¿No os parece increíble?
La verdad es que yo no necesito ningún estudio de ninguna universidad americana para corroborar lo que os he dicho, pero siempre viene bien la opinión de un experto que confirme lo que uno piensa desde siempre.
Vamos con los libros que recomiendo leer este verano:
1. La anomalía
El 10 de marzo de 2021, los doscientos cuarenta y tres pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara a cara con una versión distinta de sí mismos.
Hervé Le Tellier firma una novela brillante, inteligente y virtuosa en la que la lógica se funde con lo imposible.
Premio Goncourt 2020, aborda la pregunta del millón:
¿Cómo reaccionaría la sociedad frente a lo inexplicable?
"Una novela muy inteligente, muy fresca, extraordinariamente divertida y bien armada, dotada de una virtud que solo está al alcance de grandes novelas: es fácil de leer y difícil de entender." Javier Cercas.
2. Los ingratos
1975. A un pueblo de esa España que empieza a vaciarse llega la nueva maestra con sus hijos. El más pequeño es David. La vida del niño consiste en ir a la era, desollarse las rodillas, asomarse a un pozo sin brocal y viajar cerrando los ojos en el ultramarinos. Hasta que llega una cuidadora a casa y sus vidas cambiarán para siempre. De Emérita, David aprenderá todo lo que hay que saber sobre las cicatrices del cuerpo y las heridas del alma. Gracias al chico, ella recuperará algo que creyó haber perdido hace mucho.
Los ingratos es una emocionante novela sobre una generación que vivió en aquella España donde se viajaba sin cinturones de seguridad en un Simca y la comida no se tiraba porque no hacía tanto que se había pasado hambre. Un homenaje, entre la ternura y la culpa, a quienes nos acompañaron hasta aquí sin pedir nada a cambio.
3. Sira
María Dueñas rebate la, al parecer irrebatible afirmación de que las segundas partes nunca fueron buenas. Muy entretenida la segunda vuelta de "El tiempo entre costuras" de Sira Bonnard —antes Arish Agoriuq, antes Sira Quiroga.
La Segunda Gran Guerra llega a su fin y el mundo emprende una tortuosa reconstrucción. Concluidas sus funciones como colaboradora de los Servicios Secretos británicos, Sira afronta el futuro con ansias de serenidad. No lo logrará, sin embargo. El destino le tendrá preparada una trágica desventura que la obligará a reinventarse, tomar sola las riendas de su vida y luchar con garra para encauzar el porvenir.
Entre hechos históricos que marcarán una época, Jerusalén, Londres, Madrid y Tánger serán los escenarios por los que transite. En ellos afrontará desgarros y reencuentros, cometidos arriesgados y la experiencia de la maternidad.
5. Recuerdos de un jardinero inglés
Recuerdos de un jardinero inglés, narra narra con sencillez y empatía cómo se construye la vida de un hombre honesto, digno y entrañable.
6. Jalna. Saga de los Whiteoak.
Con una prosa elegante y una inigualable mirada irónica, Mazo de la Roche inauguró con Jalna la ya mítica saga de los Whiteoak; dieciséis volúmenes que narran la historia de las sucesivas generaciones de la familia, que se convirtió desde el momento de su publicación en una de las series más queridas y exitosas de la historia de la literatura del siglo XX, y que está maravillosamente bien editada por la editorial Siruela.
Es un buen momento para empezar a disfrutar de ella.
*Allington, Richard & McGill-Franzen, Anne. (2003). The Impact of Summer Setback on the Reading Achievement Gap. Phi Delta Kappan. 85. 68-75. 10.1177/003172170308500119.
LOS LIBROS CURAN...Y TENEMOS LA PRUEBA
Aparece hoy en el periódico El Mundo, una noticia que, la verdad, me hace mucha ilusión compartir.
Sí, señores y señoras. Y no me refiero al plano puramente físico; evidentemente para eso están los médicos. Pero es indudable que el plano psicológico, y anímico, influye, y mucho, en las enfermedades que afrontamos. y los libros y la literatura pueden realizar una gran contribución a ello.
La noticia no es nueva, pero aparece con motivo de la salida a la venta de "La isla de los habitantes sin nombre" obra de José Luis Marinero, que 'sanó' con la medicina de los libros a los pacientes del Hospital provisional de IFEMA, en Madrid, erigido en tiempo récord durante la primera ola de la pandemia de COVI-19 que todavía seguimos atravesamos.
El bibliotecario del hospital de IFEMA publica su última novela, inspirada en las historias de aventuras que le pedían los enfermos de Covid, para poder evadirse y afrontar los duros momentos que estaban viviendo.
Sobre su nueva novela, escrita en pandemia y reconocida por autores como Javier Sierra y Gonzalo Giner, cuenta: "Es una historia épica, emocionante, profunda, llena de reflexiones pero muy dinámica". Basada en hechos reales, se enmarca en la Crisis de los Misiles de Cuba de los 60, aunque abarca hasta la actualidad. En ella, los personajes reales, de Fidel Castro a Donald Trump, se entremezclan con los ficticios y los enigmas no dejan de estar presentes de la primera a la última página.
La novela comienza con "un hombre que despierta en una playa desierta, desnudo, sin recordar cómo se llama, de dónde viene o si tiene familia. Poco después se encuentra con una persona, y al cabo de una semana, con otra. Todos están desconcertados y no saben cómo han llegado hasta allí", cuenta el escritor.
Estoy deseando leerla. Ya ha salido a la venta, publicada gracias a Caligrama Editorial
Con el proyecto de la Biblioteca Resistiré, alivió con la lectura el aislamiento de los 4.000 enfermos de Covid que pasaron por el hospital temporal de IFEMA (se dice pronto). Dicho proyecto nació de la idea de las enfermeras del Summa 112 Ana Ruiz y Alba Justicia, y contó con la colaboración de la voluntaria del Samur Protección Civil Mar Eguiluz y especialmente del escritor como bibliotecario responsable.
Para poner en macha el proyecto, Molinero lanzó una campaña en redes sociales para recopilar libros y en dos o tres días llegaron más de 5.000. Todo un éxito. Procedentes de donaciones personales, y también de organismos oficiales como la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid.
La iniciativa recibió el Premio Antonio de Sancha 2020, que le ha concedido la Asociación de Editores de Madrid (AEM), “por pensar en los libros y la lectura como una forma de soportar mejor la enfermedad y el aislamiento que supone estar ingresado en un hospital de estas características en esta pandemia”.
Nada más que decir. Demostrado.
La ONG de los libros que se mueren
EL CÓMIC. ¿ES LITERATURA?
Dicen que el cómic no es literatura. Esto es una discusión en la que no voy a entrar. Pero sí os digo, que pueden ser (no todos, por supuesto), un arte. Dice muy acertadamente un columnista del Diario El País, Ángel L. Sucasas que el cómic es un tipo de narración en viñetas.
"Y ¿qué es una viñeta? Una vidriera a un espacio y un tiempo que el lector puede completar en su propio tiempo. Esa vidriera se compone de dos facetas, el guion y la ilustración. Pero el guion de un cómic no es meramente la escritura del relato, sino la disposición y relación entre esas ventanas a un espacio y un tiempo concreto."
Te tomo prestadas Ángel, estas palabras, porque no se me ocurre una forma mejor de describirlo.
Y cuento esto porque ayer 25 de Febrero tuve el privilegio de presentar, de forma online, un nuevo tomo de la editorial Cascaborra, el nº 30. Lo protagoniza el "San Telmo", un navío de la Armada Española que en 1819 desapareció en aguas del Mar de Hoces, próximas a la Antártida, a la que se cree llegaron parte de sus 644 tripulantes.
El texto es fruto del magnífico trabajo realizado por la Dra. Alicia Vallina, historiadora, conservadora de Museos y actualmente Coordinadora Técnica de la Unidad de Coordinación de Museos en la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa.
Las ilustraciones son magníficas, y corren a cargo de Sergio Galisteo,a compañando de una forma expresiva y didáctica el contenido de la historia. Os dejo aquí alguna muestra:
Ilustraciones de Sergio Galisteo para el cómic "San Telmo"
La historia, contada por la propia Alicia, es apasionante. Con la intención de frenar estos intentos, el 11 de mayo de 1819, parte del puerto de Cádiz la llamada División del Mar del Sur, una agrupación de varias embarcaciones que, con destino a Lima, dirigirán sus esfuerzos a frenar estos primeros levantamientos.
En este ambiente, y ante las insistentes peticiones de los gobernadores de las provincias en el Pacífico, fue organizada con premura la escuadra denominada División del Mar del Sur. La componían cuatro buques: dos navíos, una fragata de guerra y un mercante: el navío San Telmo; el navío Alejandro I, de 74 cañones, y uno de los navíos que dos años antes habían sido comprados a Rusia en un estado tan lamentable que al llegar al Ecuador y ante los evidentes daños, tuvo que regresar de vuelta a la Península; la fragata Prueba, de 34 cañones, construida en el Ferrol en 1804 al mando de don Manuel del Castillo, y la fragata mercante Primorosa Mariana, de 48 cañones, al mando de don Melitón Pérez del Camino, para el transporte de tropas.
El navío San Telmo, de 74 cañones, había sido construido el 20 de junio de 1788 en los Reales Astilleros de Esteiro de El Ferrol, siguiendo el sistema del ingeniero naval don Joaquín Romero y Fernández de Landa. Formaba parte de la serie de navíos llamada Ildefonsinos -comenzada con el San Ildefonso-, equilibrados en condiciones marineras y de velocidad y uno de los mejores diseños navales de finales del siglo XVIII.
Construido sobre una quilla de roble, constaba de dos puentes para el emplazamiento de la artillería y unas dimensiones de 52 metros de eslora, 14,5 metros de manga y 7 metros de puntal. Su desplazamiento aproximado era de 2.750 toneladas y alcanzaba una velocidad máxima de 14 nudos con la carena limpia.
El jefe nombrado para el mando de la División debía relevar al comandante del Apostadero del Callao, capitán de navío don Antonio Vacaro, quien había cumplido ya los tres años reglamentarios al frente del mismo. Lo anterior, junto con lo precario de los buques designados, pudo ser el motivo de la ausencia de voluntarios para asumir el mando. Debido a ello, el nombramiento para el mando de la División recayó en el brigadier don Rosendo Porlier y Sáenz de Asteguieta, quien izó su insignia en el navío San Telmo el 19 de marzo de 1819. Por su parte, como comandante del San Telmo, será designado el gaditano, capitán de navío, don Joaquín de Toledo y Parra, con una tripulación de 644 hombres.
Museo Naval. Madrid
Al comienzo de la travesía los buques consiguieron mantenerse juntos y penetrar en el mar de Drake. Pronto la suerte comienza a serles desfavorable; el mal tiempo y las tormentas se suceden causando graves daños al San Telmo y dispersando los buques. Sólo las dos fragatas consiguen por separado dar noticia al puerto de destino, Callao. El día 2 de octubre lo hace la Prueba y siete días después la Primorosa Mariana, que informa haberse separado del San Telmo el día 2 de septiembre, en la latitud 62º sur y longitud 70º oeste, dejándole con averías en el timón, tajamar y verga mayor.
A finales de 1819, el capitán británico William Smith llega a las Islas Shetland del Sur en la Antártida, y toma posesión de ellas en nombre del Reino Unido. Al año siguiente, James Weddell, al mando del bergantín Jane, alcanza también los territorios antárticos, terreno fértil para la caza de focas y lobos marinos. Entre 1822 y 1824 el propio Weddell escribirá el diario de sus viajes, publicado bajo el título Viaje hacia el Polo Sur, llegando a los 74º de latitud sur, nunca anteriormente alcanzada y mencionando la existencia, en aquellas tierras, de restos de lo que parecía ser un navío español naufragado tiempo antes.
No fue hasta 3 años después, 1822, cuando el navío fue dado oficialmente de baja de la Armada Española.
Maqueta del San Telmo
Museo Naval. Madrid
La historia sobre la desaparición y el hundimiento del San Telmo fue narrada por afamados escritores de los siglos XIX y XX, entre ellos Antonio de San Martín en su relato Viaje a la eternidad de 1883, o el propio Pio Baroja, en un artículo publicado en el diario Ahora Madrid el 14 de enero de 1934 bajo el título El final del navío San Telmo. Un barco naufragado en el hielo sobre el que se construyó un mito que aún hoy pervive.
La historia del San Telmo permaneció prácticamente olvidada hasta que el Dr. Manuel Martín Bueno, junto con un grupo hispano-chileno de arqueólogos, geólogos y marinos de la Armada, organizó varias campañas de investigación en la zona entre 1993 y 1995. Con modernas técnicas, catalogaron diversas anomalías magnéticas sumergidas que podrían resultar ser cañones y anclas que aún están por bucear. Levantaron la cartografía de esos lugares y, en tierra, encontraron algunos objetos sorprendentes como restos de maderas o calzado. Se localizaban, por tanto, las primeras evidencias de lo que podía haber ocurrido con aquellos 644 hombres olvidados por la historia. Las pruebas no son concluyentes ya que no hay ningún objeto atribuible directamente al San Telmo. Pero las evidencias nos dicen que pudo llegar a la costa del continente helado siendo marinos españoles los primeros en pisar la Antártida.
No dejéis de leer este cómic; es una manera estupenda de conocer parte de nuestra historia, funadamental para saber de dónde venimos, quienes somos como nación, y adónde queremos dirigirnos.
En mi perfil de Instagram @noencuentrolibros, está colgado el directo con la entrevista a la Dra. Alicia Vallina, que podéis ver siempre que queráis.
¿TE UNES?